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miércoles, 13 de abril de 2016

Poema: La oreja verde Un día, en el Expreso Soria Monteverde, Vi subir a un hombre con una oreja verde. Ya joven no era, sino maduro parecía, Salvo, la oreja que verde seguía. Me cambié de sitio para estar a su lado y observar el fenómeno bien mirado. Le dije: Señor, Usted, tiene ya cierta edad, Dígame, esa oreja verde, ¿le es de alguna utilidad? Me contestó amablemente: yo ya soy persona vieja, Pues de joven sólo tengo esta oreja. Es una oreja de niño, que me sirve para oír cosas que los adultos nunca se paran a sentir: Oigo lo que los árboles dicen, los pájaros que cantan, las piedras, los ríos y las nubes que pasan, oigo también a los niños, cuando cuentan cosas que a una oreja madura, parecerían misteriosas. Así habló el Señor de la oreja verde Aquel día, en el Expreso Soria Monteverde